Recientemente tras una clase de prueba una alumna, me comentaba muy educadamente un par de cosas sobre el método en las clases.
En un primer momento me sentí un poco molesto, ya que ella no tenía experiencia apenas en chikung. Aunque traté de disimularlo muy posiblemente ella se dio cuenta.
Más tarde, reflexionando, he tratado de obtener beneficio de sus críticas, ya que en parte, tenían bastante fundamento.
En primer lugar se refirió al hecho de que a lo largo de la clase apenas corregí los movimientos de las alumnas. Tenía razón y así se lo hice saber.
Uno se pone a practicar la forma lo mejor que sabe para que lo vean y lo imiten y eso es correcto. Pero luego hay que darse una vuelta y corregir.
El equilibrio entre la atención que el instructor dirige a si mismo y a los alumnos es importante y posiblemente es una de las claves de una buena enseñanza. Así que me lo apunto para el futuro.
En segundo lugar comentó que apenas dirigía las respiraciones. Aquí no estoy de acuerdo con ella y explico porqué.
Si bien es cierto que las formas (los movimientos) llevan asociada una ritmo de inspirar y expirar en cierto momento, la respiración ha de ser natural, fluida, relajada y nunca forzada. Por tanto, es conveniente señalar cuando se inspira y cuando se expira en relación con el movimiento, pero dejar luego que alumno siga su propio ritmo.
Cuando se está realizando un ejercicio sabemos que hay tres aspectos a tener en cuenta: movimiento, respiración y concentración. Ahora bien, en la didáctica de las técnicas, no se puede dar toda la información de una vez pues probablemente todo será olvidado. Con lo que una estrategia puede ser introducir los detalles poco a poco a lo largo de las diferentes clases. Dedicando una primera sesión a hacer hincapié en las posturas, una segunda recordando la postura y añadiendo los puntos de concentración y una tercera haciendo más hincapié en la respiración, y recordando todo lo demás. Este es el método que trato de utilizar (aunque en realidad todo está más mezclado y dependiendo, claro, del nivel de quien asista) . Así, dado que era su primera clase, en gran parte me dirigía a ella y por tanto apenas mencioné el tema de la respiración.
Por otro lado, en ocasiones, maestros reconocidos, indican que el alumno trate de sentir por si mismo como ha de respirar. La mayoría de las veces o hace perfecto. Y si no lo hace perfecto unas veces no importa. No le va a hacer daño. Será beneficioso igualmente.
El mismo ejercicio puede tener variaciones en la respiración e incluso ir totalmente al revés, según la escuela o el maestro.
Es una prueba de que lo más importante es que la respiración sea natural y relajada.
¡Sobre todo la primera vez que una practica chi kung! : )
Pienso que el aprendizaje del chi kung y quizás de cualquier otro arte se pueden distinguir dos aspectos. Por un lado todo lo relacionado con "el sentir", es decir, la relajación, el gozo del movimiento, la observación atenta -pero despreocupada- de sensaciones corporales, etc... Por otro lado, inevitablemente y dado que se trata también en parte de adquirir unos conocimientos (quizá no muy teóricos pero sin prácticos) entra en juego "el pensar", la parte más racional, interpretación de instrucciones, la psicomotricidad para coordinar, esfuerzo por memorizar, etc...
Ambos aspectos forman parte indispensable del aprendizaje, si bien es cierto que hay quien dice solo va a clases para relajarse o al menos que no le interesa mucho aprender demasiadas cosas, pero es claro que incluso en "relajarse" hay un aprendizaje implícito tanto en "el sentir" como en el "pensar". En la práctica, creo que el arte de enseñar está en buena parte en que ambos vayan de la mano o al menos haya un equilibrio bueno entre los dos.
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