Los textos de este blog han de entenderse como los trabajos y reflexiones de un estudiante. Si queréis profundizar hay una entrada con libros recomendados.

Crisis terapéuticas & Chikung

Hablando con practicantes de chikung y de taichi, me he dado cuenta de que es bastante común y habitual tener la sensación de que algunos dolores empeoran temporalmente durante o después de la práctica. Incluso aparecen molestias en sitios que parecían estar "sanos". Es, por supuesto, también muy habitual que mejoren las molestias que se pudieran estar padeciendo. El hecho de que algo duela, durante la práctica o después, ha de ser tenido en consideración, para dilucidar si se trata de que estamos haciendo algo mal o existe alguna lesión.
En principio, si el entrenamiento se lleva a cabo siguiendo las pautas correctas, no ha de causar dolor. En caso de que algo realmente duela, habría que tener la precaución de parar, e ir cuanto antes al médico a ver que pasa.

Las pautas a seguir tienen que ver sobre todo con la cantidad justa de movimiento o de fuerza, segun nuestras posibilidades, teniendo en cuenta la máxima de "no forzar nada". Es un error tratar de llevar una torsión o un estiramiento a un nivel de demasiada incomodidad, ya que eso produce tensión, y es, por tanto, contraproducente.
Aún así, teniendo las precauciones adecuadas, en muchos casos, aparecen molestias que parecen asociadas a la propia práctica. Creo que es importante puntualizar que hay diferencia entre "dolor" y "molestia" o "incomodidad", aunque claro la diferencia es subjetiva y el umbral parece estar directamente relacionado con la relajación (lo que que estando relajado es una molestia, estando tenso duele). En mi caso comencé a practicar taichi y chikung porque tenía un dolor de espalda crónico y sin diagnóstico. Pense (y era cierto) que podría mejorar con estas técnicas. Se trataba de una antigua lesión no curada, producida por un sobreesfuerzo (probablemente una contractura), además en un momento de gran turbulencia emocional. Hacía ya 6 o 7 años que se había producido, pero parece que había dejado una huella. No se curaba del todo. Cuando me veía obligado por trabajo a hacer esfuerzos se inflamaba la zona, me salia un bulto evidente a simple vista. Como digo, al empezar a practicar chikung la cosa mejoró un poco. También en esa época seguí un tratamiento de masaje y acupuntura (una par de años antes había hecho fisioterapia sin mucho éxito). Sobre todo practicaba postura estática mantenida durante 3 o 5 minutos. Antonio García, que fue mi primer instructor, le daba mucha importancia a el chikung estático y todas sus clases comenzaban con unos minutos de "estar de pie" (explicaré este ejercicio en otra entrada). A mi me maravilló como era capaz de relajarme como nunca lo había hecho con una técnica no muy complicada. El caso es que al mismo tiempo que me iba encontrando mejor advertí que cuando practicaba "estar de pie", sobre todo en los descansos del trabajo (cuando había estado forzando los musculos) notaba en el área afectada un sensación como de calor, de quemazón. Como si de repente, simplemente, al fijarme con atención, pudiera notar el exceso de energía que no podía fluir bien por esa zona. Cuando el acupuntor me preguntaba a lo largo de las sesiones por las características del dolor, me di cuenta de que, en realidad, cuando pensaba "me duele la espalda" ya no era, después de mucho tiempo, realmente cierto. Al observar atentamente las sensaciones, me di cuenta de que lo que sentía era como una sensación de tener la zona anestesiada, como si hubiera perdido parte de la sensibilidad, y por otro lado el calor o quemazón de la que hablaba antes. Creo que tras años de dolor, el cuerpo había desarrollado un poco la habilidad de "no sentir" en esa zona, como añadiendo capas y capas sobre el tejido dañado, pero sin llegar a reparar lo que esataba afectado. Ignoro si esto tiene un sentido fisiológico. Es una sensación. Es posible que más que añadir tejido, éste se fuera endureciendo cada vez más, notándose insensible. No lo se cierto, pues nunca fui claramente diagnosticado. De cualquier modo, gracias al tratamiento y al chikung poco a poco fui siendo cada vez más consciente de las propias sensaciones y he sido capaz de mejorar mucho. Tengo la sensación de que he ablandado el armazón que había creado. No se si he llegado a sanar ese tejido del todo, pues todavía ahora, tras momentos de tensión nerviosa, al relajarme, noto esa sensación de calor (mucho más atenuada), aunque ahora sé que sentirla es el primer paso de disiparla. En un primer momento esas sensaciones que me han ayudado a mejorar eran percibidas como dolorosas, o al menos incómodas o molestas, pero ¡el dolor puede ser nuestro aliado!. Se trata de sentirlo desde la relajación, penetrar en él, sin rechazarlo. Aceptarlo, como todo lo que viene. Esto no es fácil, no es un truquillo astuto. Se consigue mediante el entrenamiento asíduo.
Tras esta fase con la espalda, he pasado por étapas en las que he tenido sensaciones extrañas en el hombro izquierdo (descolocado ligeramente por una fractura de la clavícula) y la ingle izquierda (desde que recuerdo, había tenido a veces una sensación moderada como de pinzamiento, ahora ya desapareció) . Algunos momentos han sido un poco dolorosos o más bien incómodos, pero siempre los he pasado con bastante tranquilidad, sabiendo que son pasajeros y que tras ellos, parece que nos hemos desecho de algo que estaba atenezandonos de alguna manera.
Me doy cuenta de que todas estas étapas de "crisis terapéuticas" las he tenido siempre en momentos en los que he efectuado una práctica bastante intensa de las citadas posturas estáticas, en sus diferentes variantes. Me parece claro, por mi experiencia, que dichas posturas, son una poderosa técnica de mejorar la estructura corporal y la alineación. Realmente parecen recolocar la postura hacia una forma óptima. Además nos permiten observarnos con atención desde la tranquilidad, haciendo que afloren las tensiones latentes , siendo así capaces de soltarlas. Hemos visto que a veces esto no es agradable, pero si terapéutico.

1 comentario:

  1. Gracias por compartir esta experiencia. He podido comprobar en mí algo muy similar. También soy alumn@ de Félix y conozco personalmente a Rocío desde hace unos 25 años. Creo que igual nos hemos conocido.
    Ánimo en tu camino, que es compartido.

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